Comer más sano: olvídalo IN-ME-DIA-TA-MEN-TE. Comer sano es malísimo. Es más peligroso que jugar a la ouija borracho en una cuchillería. ¿Recuerdas cuándo fue la última vez que comiste sano? Exacto. Durante las campanadas. Si doce putas uvas casi te matan por atragantamiento, imagínate lo que pueden hacer unas cuantas manzanas.
Follar más: ¿En serio? Joder, es Fin de Año, no los Santos Inocentes.
Aprender más inglés: ¿Para qué? Estados Unidos es una potencia decadente. Los chinos van a dominar el mundo en breve. Y aprender chino, además de imposible, es inútil, ya que nuestros nuevos amos se comunicarán con nosotros a golpe de látigo.
Ponerte en forma: Ah, esta es fácil. Siempre que no especifiques en qué “forma” te quieres poner. Si no te importa que la forma sea una esfera, gracias a las comilonas de estas Fiestas vas en buen camino, gordi. ¡Sigue así!
Dejar el tabaco: Por el caprichito de dejar de comprar cigarrillos, vas a perjudicar a las pobres familias que viven gracias al negocio del tabaco. Y estas cosas no se hacen estos días. ¿No has oído a hablar del Espíritu Navideño? Pues empieza a fumar como si no hubiese mañana, insensible.
No hacer más caso a las voces de mi cabeza: Sabemos que las comidas de estos días pueden hacerse pesadas, pero esta es una forma muy fea de referirte a tu familia.
Ser mejor persona: Mientras vivamos en un mundo de capitalismo rampante, esto es imposible si no quieres terminar viviendo debajo de un puente.
Dejar de beber: Dices lo mismo cada domingo por la mañana. Fin de Año no va a hacer más firme tu estúpida promesa.
Aprender a tocar la guitarra: Bueno, lo mejor que puedes hacer es encontrar una lámpara mágica para que un genio convierta esos diez muñones patateros en dedos de verdad y viajar al país de Oz para que el Gran Mago confiera algo de voluntad a tu espíritu pusilánime.
No hacer más promesas para el Año Nuevo: Prometer no prometer es una contradicción, con lo cual empiezas el año rompiendo una promesa. ¡Esta es la actitud!
¡¡¡¡FELIZ 2015!!!

